El Recorrido
La tranquila villa alavesa de Amurrio es el punto de encuentro de nuestra aventura, un pueblo con una situación estratégica, ya que a pocos kilómetros se encuentran espacios naturales tan interesantes como el Parque Natural de Gorbeia, el de Monte Santiago o la Sierra Sálvada.
David nos recibirá con atención en Koba Cycling (220 m), desde donde partimos hacia el polideportivo Bañueta; lugar en el que tenemos un punto de limpieza para bicicletas, para poder dejar nuestra máquina lista para la próxima salida al finalizar el recorrido.
Cruzando bajo la circunvalación, nuestras piernas pronto entrarán en calor al afrontar la Cuesta de Larra, la cual lleva al depósito de agua de Larrinbe. Pero pronto se vuelve a perder altura en un veloz descenso al arroyo de Altarraketa, donde se toma la recientemente arreglada pista que enlaza con la de Askargan.
Sobre firme de grava, la pista avanza hacia el monte Kuskumendi; pero llegado el momento, flanqueamos el mismo por su ladera occidental, para llegar al caserío de Pardio (372 m), rodeado de las viñas que alimentan el txakoli de mismo nombre. Una amplia panorámica se abre desde aquí hacia Amurrio y la Sierra Sálvada.
Bajamos ahora al valle formado por el arroyo Pagatza, para cruzarlo y toparnos con un lugar de leyenda: la torre de Mariaka (259 m), donde habitó Fabián de Mariaka. Según José de Madinabeitia, en el año 1200, el rey y la reina discutían sobre qué hombre era más fuerte, si el blanco o el negro del Rid. Así convocaron a Mariaka, por la fama de fortachón que tenía, y lo enfrentaron a un negro, semidesnudo, que se había embadurnado en aceite para poder escurrirse. Mariaka, “El Fuerte” como era conocido, ni corto ni perezoso, metió el dedo meñique por el ano a su rival, y lo lanzó lejos, quedando este desvalido. Tras su victoria, el rey le permitió un deseo a Mariaka, quien pidió que su casa fuera eximida del pago de diezmos; y así, volvió a Amurrio convertido en héroe.
Dejando locas historias de lado que nadie sabe cuánto tienen de real y cuánto de ficción, seguimos el curso del río que nos llevará por un precioso sendero al paseo de Abiaga. A continuación, nos valdremos del viejo puente de Olako para cruzar el Nervión y ganar altura por los barrios de San José y Goikolarra; y así, pasado Larrabe, tomar la pista de grava que en bajada otra vez, lleva a la solitaria ermita de San Babilás. Esta también es poseedora de leyenda, la cual cuenta cómo una mujer de Olábezar pidió al santo un marido para su hija, a quien ya se le pasaba el arroz. Y por obra de San Babilás, la hija se casó con un hombre, pero resultó ser un vago y mala persona, y la mujer terminó maldiciendo al santo.
Nos queda mucho camino aún, por lo que proseguimos pista abajo, hasta la torre de Murga, del siglo XIII. En las praderas que nos rodean se encuentran las viñas del txakoli Txikubin, que cogen el nombre del apodo de quien construyó la primera torre: Juán Sánchez de Murga. Un antiguo puente de piedra nos ayuda a cruzar el río Izoria y de esta forma, saldremos a la carretera de Murga, para sin mucho tardar tomar el entramado de pistas de grava que atraviesan los pinares cercanos al monte Pagonabarra; lugar de culto para los amantes del singletrack y territorio de la conocida marcha Aiara BTT.
En un cómodo rodar, nos presentamos en Respaldiza, buscando los últimos metros de pista por Esquina Abajo, para llegar al cruce de la carretera que lleva a Quejana / Kexaa (312 m). De camino al conjunto monumental, pasa casi desapercibida la coqueta ermita de Las Nieves. Casi un kilómetro después, la torre independiente del campanario nos da la bienvenida al que se considera es el centro del Señorío de Ayala (s. XIV), compuesto por el monasterio, el palacio, la torre y la iglesia de San Juan Bautista. En la capilla se encuentran los sepulcros del Canciller Ayala y Leonor de Guzmán.
Ahora que ya conocemos el origen de esta verde tierra, seguimos con nuestro camino hacia la sierra de Gorobel, ganando altura por la solitaria carretera de Menoio. En Legutia Iturria se toma la consecución de pistas de grava que, con una panorámica espectacular de la sierra, nos guían hasta el dólmen de Oletar (554 m), a los pies del Eskutxi. Este lugar era conocido también como “Mato de las brujas”, pues según dicen, aquí las “sorginas” celebraban aquelarres bailando a su alrededor.
Unos metros más adelante se encuentra otro punto importante, el cruce en el que nos unimos al Camino Real de la Sopeña. Este camino de arrieros fue de gran importancia en el medievo y unía Orduña con el valle de Mena. Pero hoy, nos valemos de él para bajar a Salmantón y rodear el embalse de Maroño hasta su área recreativa (317 m), donde encontramos una de las mejores imágenes de postal de Euskal Herria. Allí gozaremos de un rápido avituallamiento donde rellenar agua y picar algo para poder seguir con la ruta.
Al otro lado de la montaña se encuentra Barrio Medio; allí, una pista de grava nos ayuda a ganar altura hasta Venta Fría (516 m). Como su nombre indica, este era uno de los lugares bajo la sierra en los que los arrieros encontraban descanso y avituallamiento. Cerca se encuentra la iglesia de San Pedro de Lendoñogoiti, donde iniciamos un acelerado descenso a Lendoñobeiti, que termina en su restaurado molino (328 m); un perfecto ejemplo de la arquitectura tradicional.
Poco a poco este recorrido va llegando a su fin. Para ello, tomamos la pista que, junto al molino, gana altura progresivamente hasta Mendeika (457 m). El barranco formado por los montes Babio y Burubio es nuestro pasaporte de regreso a Amurrio; el camino que lo surca se toma tras una característica casa de madera, que bien recuerda a países más septentrionales como Canadá o Noruega. Podemos saciar nuestra sed por última vez en la fuente-abrevadero que hay al inicio del camino.
El camino que une la junta de Ruzabal (Lendoñogoiti, Lendoñobeiti, Belandia y Mendeika) con Etxegoien (Aiara) se encuentra algo roto y exige nuestra atención durante no mucho tiempo. Cruzando el cauce seco del arroyo Larruzabal, tomamos el camino que lleva a la Venta de los Trigueros, nuestro último contacto con la grava. Después, solo nos queda bajar por la ikastola al centro de Amurrio y seguir los carriles bici para retornar a nuestro punto de partida en un agradable paseo.
Para acabar con la ruta, al llegar al punto de salida de nuevo, disfrutaremos de un lunch en el que podremos charlar y reponer fuerzas y dar por finalizado el evento Pachamama Koba Cycling by Orbea.